Tesla ¿La próxima Apple?
Tesla, bajo el mando del carismático Elon Musk, protagoniza las portadas de medio mundo. Democratizar el coche eléctrico e impulsar la conducción autónoma están bajo el punto de mira de la marca estadounidense.
- ¿Cuál es la estrategia que está siguiendo su marca?
- ¿Qué nos vende en realidad Tesla?
- ¿Será capaz de convertirse en la próxima Apple?
Tesla y el coche eléctrico
Dentro de un contexto de total saturación, captar la atención del público es toda una odisea. Tendremos que medirnos contra cientos (o miles) de competidores que harán las cosas tan bien o mejor que nosotros. Por esta razón, el first to market, ser el primero, representa una oportunidad de oro para crear una imagen de marca recurrente y duradera en los consumidores. Así, pedir un “Kleenex” es sinónimo de pedir un pañuelo; usar un lavavajillas es “usar el Fairy”; y Elon Musk pretende que “comprar un coche eléctrico” sea “comprar un Tesla“.
El inicio de una nueva era
El futuro de la automoción pasa ineludiblemente por la electricidad. Los compromisos medioambientales, la contaminación en las grandes ciudades y, también, la creciente conciencia y sensibilización de la sociedad pondrán en no muchos años punto y final a los vehículos propulsados por combustibles fósiles. El coche eléctrico existe desde hace más de un siglo, pero su penetración en el mercado es ridícula. Los principales fabricantes están lanzando los primeros modelos “en masa”, pero lo cierto es que aún queda un largo camino para su universalización.
Tesla nació como un fabricante de automóviles eléctricos. Por ello, sus asociaciones de marca están ligadas, de inicio, con la electricidad. Otros fabricantes que se encuentran desarrollando sus propias soluciones eléctricas, en cambio, necesitarán transformar su imagen. Toda la estrategia de marketing de Tesla se basa en este hecho.
La innovación es algo prioritario
De la misma forma que Tesla pretende que cuando un consumidor piense en un coche eléctrico esté pensando, en primer lugar, en un Tesla, algo importantísimo a efectos de generación de valor de marca puesto que siempre se encontrará en la “lista de opciones” -notoriedad de marca-, la compañía está llevando a cabo toda una cruzada para ser la vanguardia de la innovación. Es algo que se puede percibir observando sus esfuerzos y inversiones en desarrollar la conducción autónoma. Tesla pretende “cambiar el modelo” de la movilidad, algo que implica múltiples factores: el propio vehículo eléctrico, los automatismos de la conducción, el mismo concepto de propiedad de un vehículo, la relación con plataformas de economía colaborativa, etc.
En otras palabras, su propia imagen de marca cuenta un inequívoco componente de innovación, vanguardia y tecnología. Algo que se retroalimenta precisamente con sus propios vehículos, “escaparate” de sus tecnologías. No obstante, ser el primero supone correr altos riesgos que perjudiquen a nuestra imagen de marca, sobre todo si no los gestionamos eficientemente. Hace escasos días conocíamos el primer atropello por un vehículo autónomo de Uber. Tesla también se ha visto envuelta en polémica por una muerte que, supuestamente, se debe a un fallo de su famoso Autopilot.
¿Nueva Apple?
Apple era “una más” hasta la presentación del primer iPhone, en el año 2007. ¿Qué ha pasado para que desde entonces su progresión haya sido meteórica hasta ser la marca más valiosa actualmente? Apple lanzó un dispositivo que rompía con cualquier esquema establecido. Cambió la forma de entender un teléfono móvil. Lo dotó de nuevas funcionalidades hasta conseguir que fuera una extensión de nuestro cuerpo. Fue el primero, continuó innovando y ha gestionado impecablemente la lealtad de sus clientes y su imagen de marca. El resto de la historia ya la concoemos. Hoy en día, Apple puede prácticamente fijar el precio que quiera porque su marca es tan poderosa que el 90% de sus seguidores la seguirán comprando.
Tesla sigue, al menos en parte, la misma estela. Pretende cambiar el modelo de movilidad, con el coche eléctrico como baluarte. Y, además, ser un referente en innovación y tecnología, proyectando su propio modo de ver la realidad. Como colofón, la figura de Elon Musk tiene un carisma equiparable al del mismísimo Steve Jobs. Sin duda, Tesla tiene todas las papeletas para convertirse en la próxima Apple si logra, finalmente, proyectar sobre los consumidores su “forma de vida”.
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